Hace dos semanas mi papá y yo fuimos un viernes a un estudio con un joven llamado ERICK. Leímos la historia de él ciego de nacimiento en el pasaje del Evangelio según San Juan capítulo 9, al salir de ahí le comenté a mi papa, que “la mayoría de las veces los que ven, son los que menos ven”. O sea, a lo que me refiero es que los sanos que podrían ver y escudriñar las escrituras, no dedican el mínimo tiempo ni la atención para leer la palabra de Dios; y no aceptan lo que se les dice, es como si estuvieran segados a su propia opinión solamente.

Al oír El esto, dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los que están enfermos. Mas id, y aprended lo que significa: “MISERICORDIA QUIERO Y NO SACRIFICIO”; porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.

Mateo 9:12-13

En cambio, los que dependen de alguien y necesitan ayuda, suelen estar mas atentos a la hora de escuchar que los que están sanos.

diciendo: VE A ESTE PUEBLO Y DI: “AL OIR OIREIS, Y NO ENTENDEREIS; Y VIENDO VEREIS, Y NO PERCIBIREIS; PORQUE EL CORAZON DE ESTE PUEBLO SE HA VUELTO INSENSIBLE, Y CON DIFICULTAD OYEN CON SUS OIDOS; Y SUS OJOS HAN CERRADO; NO SEA QUE VEAN CON LOS OJOS, Y OIGAN CON LOS OIDOS, Y ENTIENDAN CON EL CORAZON, Y SE CONVIERTAN, Y YO LOS SANE.”

Hechos 28:26–27

Sin embargo de nosotros no depende si al que le compartimos las buenas nuevas es ciego o sano, pero igual debemos hablar del amor de Dios. Nos rechace o nos acepte.

pues si vivimos, para el Señor vivimos, y si morimos, para el Señor morimos; por tanto, ya sea que vivamos o que muramos, del Señor somos.

Romanos 14:8

Debemos recordar que si nos rechazan no nos rechazan a nosotros, Y si se ríen de nosotros no se ríen de nosotros. ¡Porque el evangelio no es nuestro, sino de Dios!

Autor: Daniel Pérez Méndez