Ya hemos concluido de leer juntos dos libros que han sido muy inspiradores para nosotros como familia, y puedo señalar que han sido de tanto animo en mi corazon, asi como en el de nuestra familia.

Anteriormente habiamos ya tenido otras lecturas juntos, y leido otros libros capitulo a capitulo, pero estos dos (“La Prudencia y la familia Miller”, e “Historias de Misioneros y los Miller”) han sido una completa aventura asi para los chicos como para los grandes.

El entusiasmo que han causado en nuestros hijos, les inquieta a pronto continuar con la lectura de una nueva obra llamada “La Sabiduría, y la familia Miller”. Con ejemplos tan cotidianos y testimonios de aquellos que obedecen al Señor, ellos han comentado frases como: “Me gustaria ser un misionero en un lugar donde es complicado que llegue el evangelio,” y otro a dicho: “Pues a mí me emociona si puedo incluso servir a Dios regalando folletos, esto me gusta mucho”.

Estas dos obras no solo han sido de animo para ellos, sino aun para nosotros como adultos. Hemos llegado a leer algunas de estas historias con la voz quebrantada, o con suma angustia, o con gozo indescriptible al ver como nuestro Señor y Salvador actua en las vidas de aquellos que le aman. Lo interesante de muchas de estas historias, es que no todas terminan con un final feliz como en un cuento o novela, algunos finales han sido penosos, pero lo maravilloso de esto es darnos cuenta que aunque las cosas no siempre resultan como las esperamos, Dios esta en control de cada situacion.

En nuestra vida en ocasiones estamos frustrados y afligidos, atribulados por cosas tan vanales o superficiales, que olvidamos el gozo de llegar a la presencia del Dios infinito y soberano del universo; olvidamos que estamos en esta tierra solo como pasajeros con destino a una eternidad. Que Dios nos encuentre haciendo las cosas que le dan honra a El, y que cuando venga Jesucristo por nosotros, el nos llame diciendo: “Bien hecho, buen siervo y fiel; entra en el gozo de tu Señor.”

Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.

Romanos 8:28 (RVR60)